Un problema llamado inmediatez!
Uso de plantillas durante el diseño web. Cada vez vemos con mayor frecuencia que la palabra “template o theme” es utilizada en el diseño web (Joomla / Wordpress / Blogger). Un theme, template o plantilla es una página pre-desarrollada que es empleada para crear nuevas páginas / sitios con el mismo diseño, patrón o estilo.
Características:
- Facilidad de uso.
- Acorta los tiempos de construcción de un sitio: permite cambiar constantemente el look & feel del sitio de manera rápida y consistente.
- Se obtiene una página profesional y fácilmente editable a un precio razonable.
- La actualización es constante: Los desarrolladores del theme están constantemente actualizando y mejorando su producto , por lo que actualizar el diseño se convierte en una tarea fácil de realizar. En general tienen una gran comunidad detrás, lo que facilita la solución de problemas y el intercambio de información.
- Permite el uso de CMS, haciendo simple la tarea de cambiar el look de la página sin variar los contenidos.
- Diseños repetidos: La diagramación del diseño del sitio no es exclusiva de quien la compra. lo que probablemente podrá dañar la presencia de la compañía.
- Uso de branding de la persona / empresa que creó el diseño.
- Su uso puede derivar en un cambio de objetivos del proyecto porque el diseño de la plantilla no se adapta totalmente a ellos.
Lo cierto es que todos hemos tenido la tentación de usar software libre para desarrollar una web, por razones económicas o para ahorrar tiempo. El proceso es muy simple: bajas el software, lo instalas y funciona inmediatamente. Ya tenemos la web lista!
Al cabo de un año las cosas se ven de otra manera cuando la web no funciona como debería, el cliente está enfadado y nos encontramos en un callejón sin salida.
¿Cómo hemos llegado a esta situación?
1.- El diseño es bonito, pero simple. Por lo tanto, hay que modificar el diseño al gusto del cliente. Ahora estudia el software y cambia la estructura ... o explícale al cliente que es complicado y debería limitarse a cambiar el logo y los fondos.
2.- Las funcionalidades por defecto son suficientes, excepto que a alguien se le ha ocurrido que haya una sección que hace malabares. Como es algo nuevo, tenemos dos opciones: empezar a desarrollar una nueva funcionalidad (¿podrá hacerse?, ¿desconfiguraremos algo?, ¿cuánto tardaremos?) o bajar un plugin.
3.- Instalar plugins. Buena idea: se baja, instala y funciona. Siempre que las versiones del software y el plugin coincidan y la instalación no se pegue con otros plugins.
4.- Cargamos contenido de prueba y al verlo el cliente dice: – “está bien, pero me gustaría que se mostrara de otra manera”. Es decir: quiere un cambio de estructura. No pasa nada, ahora ya controlamos el software, se realizan las modificaciones y listo.
5.- La web ya está encarrilada, hasta que alguien recuerda que debe ir en 3 idiomas. ¿Qué? ... ¿cómo no me había avisado nadie de esto? ¿Multilingüe? Opciones: hacer instalaciones diferentes del software por idioma o bajar un plugin de traducción. La primera implica, en este caso, tener 3 administradores diferentes. La segunda que deje de funcionar el plugin para la funcionalidad nueva que bajamos antes, elegimos la segunda, ya arreglaremos el plugin después.
6.- Accesibilidad. Tarde o temprano alguien iba a pronunciar la palabra mágica. Por eso elegimos desde el principio la versión accesible del software. Uff!! Pasamos un test y ... no lo pasa! ¿Y eso? Ah, claro, para hacer el cambio de estructura usamos Javascript, y algún visor flash. El plugin multingüe no deja código accesible!
7.- Más problemas: ipad, móviles, tabletas. Esto no se acaba nunca, retocamos el código una y otra vez, a estas alturas hay muchos pequeños errores en todas las secciones. Nada grave, que el cliente vaya viendo la web y si pasa ....pasa!
8.- Difíciles de administrar. Subimos la web on-line y vamos corrigiendo los fallitos. Le damos acceso al cliente para que administre él solo la web y nos llama diciendo que dónde tiene que clicar para cambiar una imagen. Ayyy! Siempre se lían… Primero se entra aquí, luego allí y después allá, clicamos una y dos veces, giras a la derecha, das palmas, haces una voltereta y … listo!
En 18 pasos hemos cambiado una imagen. No era tan difícil…
9.- Llamada urgente: alguien ha forzado el sitio!! Como el código es público un listillo ha forzado el software y se está usando para enviar spam o bajar virus. La web está colgada unos días. ¿Cómo lo arreglamos? Podemos bajar una versión que acaba de salir solucionando algunos parches pero entonces perderemos los cambios que hicimos en el diseño, estructura y funcionalidades.
10.- Llama el cliente ... algo enojado, preguntando para cuándo estará la web completa. La empresa desarrolladora ha consumido 3 veces más tiempo del presupuestado y lo que tiene seguramente habrá que tirarlo para empezar de nuevo.
Todo ha sido una pérdida de tiempo y dinero para ambas partes.
La historia parece algo loca pero ... ¿podremos "arreglarles” la web"?
¿Se podría encuadrar el caso como una estafa?
¿Tendrá el cliente que pagar dos veces por un mismo proyecto?